Octubre de 2025 quedará marcado en la memoria colectiva del Perú como un mes de convulsión y dolor. La destitución de la ex presidenta Dina Boluarte por parte del Congreso abrió una nueva etapa política, con José Jerí juramentando como presidente interino. Pero incluso con un cambio en la cúspide del poder, la inseguridad ciudadana sigue cobrando vidas y sembrando temor.
En la reciente marcha del 15 de octubre, un joven de 32 años, identificado como Eduardo Mauricio Ruiz Sanz, falleció tras recibir un disparo en medio de enfrentamientos entre manifestantes y presuntos miembros policiales. Este suceso revivió la urgencia de construir un país más seguro, donde el derecho a protestar no se convierta en amenaza de muerte.
Pero esa violencia no se limita a las calles. En los últimos meses, también se han reportado extensas redes de extorsión hasta en el entorno doméstico: cobros diarios de “cupos” a hogares, intimidaciones al transporte público, empresarios y emprendedores. Un escenario que evidencia que el crimen organizado no reconoce fronteras: se infiltra en barrios, en rutas, en la economía cotidiana.
En este contexto, como empresa especializada en soluciones de seguridad, M3C reafirma su compromiso con la sociedad peruana: no podemos resignarnos al miedo. Este artículo busca reflexionar sobre el momento que vive el país y señalar caminos para reconstruir la confianza y restaurar la protección.
“Cuando el cambio político no es suficiente: la seguridad como pilar indispensable”

El panorama tenso: degradación de la seguridad en tiempos de transición
1. Una vacancia con eco en la seguridad
La destitución de Dina Boluarte se produjo en medio de una ola creciente de indignación social por la inseguridad y la corrupción. El Congreso la removió bajo la figura de “incapacidad moral permanente”. José Jerí juró como presidente interino el 10 de octubre y desde ese momento ha prometido luchar contra la delincuencia como bandera de su mandato.
Este relevo político genera expectativas, pero también desafíos inmensos: lograr que las promesas se traduzcan en acciones efectivas, equilibradas, legítimas y coherentes con un Estado que debe proteger, no solo controlar.
2. El costo humano de las protestas
La muerte de Eduardo Mauricio Ruiz Sanz ha provocado indignación nacional. Según informes de la Fiscalía, el fallecimiento fue producto de un disparo de arma de fuego en cercanías de la Plaza Francia, durante las movilizaciones del 15 de octubre. Se investiga si el agente que disparó vestía de civil y formaba parte del grupo policial controlado. Una nota del Ministerio del Interior y declaraciones oficiales piden una investigación exhaustiva para determinar responsabilidades.
Este episodio reaviva una pregunta dolorosa: ¿Cuánto cuesta ejercer el derecho a manifestarse en un país donde la violencia puede reinar sin clemencia?
3. Extorsiones domésticas y económicas: el crimen que se vuelve cotidiano
Mientras unas protestas captan reflectores, otro mal opera en las sombras. Reportes locales y nacionales señalan que muchas viviendas están siendo víctimas de extorsiones: “cupos” diarios, amenazas de ataques si no se paga, intimidación directa hacia familias y comunidades.
El sector transporte, ya golpeado por los robos y asaltos en ruta, sufre también bajo esta presión: operadores de buses, taxis y vehículos de carga enfrentan extorsionadores que demandan pagos mensuales o periódicos para “proteger” sus rutas. Todo esto, en un escenario donde la fiscalización, los controles preventivos y la protección institucional parecen insuficientes.
Recomendaciones de seguridad frente a un país vulnerable
Ante esta vorágine de violencia, M3C propone una hoja de ruta para ciudadanos, empresas y autoridades, con estrategias prácticas que pueden marcar la diferencia:
- Fortalecer la vigilancia colaborativa de los barrios
- Implementar sistemas de monitoreo vecinal con cámaras, iluminación estratégica y alertas comunitarias.
- Crear redes de confianza entre vecinos para observar comportamientos inusuales y reportarlos tempranamente.
- Protección integral para hogares y comercio
- Sistemas de alarmas conectadas con fuerzas del orden local.
- Medidas disuasorias como barreras físicas, sensores de movimiento y cerramientos reforzados.
- No dejar señales evidentes de ausencia: mantener iluminación, recoger correspondencia, simular presencia.
- Seguridad en transporte público y privado
- Rutas más seguras, monitoreo GPS, botones de emergencia integrados.
- Colaboración estrecha entre operadores de transporte, policías y autoridades para reacción inmediata.
- Protocolos de respuesta frente a extorsiones, amenazas o hechos violentos.
- Transparencia y denuncia ciudadana
- Fortalecer mecanismos seguros y accesibles para que personas denuncien extorsiones sin temor.
- Garantizar protección a denunciantes, con anonimato y seguimiento institucional.
- Capacitación en cultura de seguridad
- Educación comunitaria sobre prevención: qué hacer en casos sospechosos, cómo actuar ante extorsión, cómo evitar caer en amenazas.
- Formación constante para fuerzas de seguridad, autoridades locales y ciudadanos en protocolos de respuesta.
- Responsabilidad corporativa y empresarial
- Las empresas deben incorporar planes de seguridad como parte de su estrategia organizacional.
- Inversión en protección integral (personas, bienes, sistemas).
- Transparencia frente a sus colaboradores y clientes sobre estándares de seguridad.
El rol de M3C: compromiso y acción concreta
En Marines Three Corporation (M3C) no nos limitamos a observar los problemas. Nuestra misión es actuar como un aliado real de la sociedad peruana. Nuestra propuesta incluye:
- Servicios integrados de resguardo para zonas residenciales, comerciales y rutas vulnerables.
- Monitoreo tecnológico (cámaras, alarmas, sensores, conexiones remotas) con soporte 24/7.
- Diseño de rutas seguras para transporte de carga, coordinación con autoridades locales en puntos críticos.
- Programas de capacitación y cultura de prevención para empresas, comunidades y grupos organizados.
- Asistencia técnica para fortalecer infraestructura de seguridad (cerramientos, iluminación, sistemas disuasorios).
Creemos que en momentos tan delicados, brindar seguridad no es un lujo: es una necesidad urgente, un deber moral y un acto de solidaridad para quienes más lo necesitan.
El Perú atraviesa un momento donde la política, la protesta y la inseguridad convergen en una encrucijada decisiva. La vacancia presidencial, el caso de Eduardo Ruiz y el aumento de extorsiones no son episodios aislados: son señales de que el país necesita actuar con firmeza, pero también con inteligencia y empatía.
En M3C hacemos un llamado: cesen los discursos estériles, se requieren acciones concretas, inmediatas y sostenibles. La seguridad no puede depender solo del cambio de rostros en el poder; debe arraigarse en políticas reales, en una comunidad empoderada y en empresas que respalden con hechos su compromiso.
Que esta coyuntura sirva no para dividirnos, sino para unirnos en la defensa de la vida, del derecho a vivir sin miedo y de construir un horizonte donde protestar, trabajar o simplemente existir no cueste una vida.


